domingo, 13 de abril de 2014

EL ARTE DE CONTAR CUENTOS

Narrador, cuentista, cuentero, contador, cuentacuentos...

Muchos son los términos para designar una misma profesión: la de trasladar historias. Nacidas del imaginario de un solo creador o fruto del trabajo compartido entre el narrador oral y el escritor, con la versión de aquel se estará creando, en todo caso, un nuevo mundo sujeto a su personal interpretación, que dependerá, en gran medida, del público al que se dirija el discurso. 
El cuentacuentos (porque éste es el apelativo que yo prefiero), ha de ser una persona libre de prejuicios. Un adulto con ojos de niño, de anciano, de padre o, si éste fuera el caso, de desempleado, mujer maltratada o discriminado racial. Alguien, en definitiva, capaz de cambiar de piel. Que sepa APASIONARSE, que sepa EMPATIZAR también. 



Una persona con la habilidad suficiente para introducirse entre las páginas del texto y mezclarse con los personajes y la historia hasta el punto de hacerla SUYA. Que tras leerla la asimile e interiorice. Para después contarla a su modo, con SU PROPIA VOZ. Porque, y esto debería saberlo todo el mundo, NO ES LO MISMO LEER QUE CONTAR. Y eso es lo primero que un público perspicaz detectará. Sabrá reconocer en la versión del contador las EMOCIONES que le afectan el ánimo. Y si no sabe convencer lo castigarán con la apatía y el desinterés. Si el cuentero no VIVE el cuento no habrá logrado el objetivo principal, que es captar la atención de sus oyentes provocando la exaltación de los sentidos. 
Sabe el narrador oral, como lo sabía el escritor cuando puso la semilla de la historia, que el cuento puede ser una excelente herramienta para transmitir mensajes. Y aprovechar los recursos que la narración ofrece es lo que marcará la diferencia entre un buen cuentista y otro aún mejor. 


4 comentarios:

  1. Si, creo que hay que tener "angel" para ser cuentacuentos y acaparar la atención de un público que bosteza en cero coma, y es terriblemente inteligente. Mis únicos pinitos son inventarme historias de terror en los paseos solitarios por los bosques serranos para atribular a la pobre de mi mujer, jaja.
    Un beso

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  2. Me encantan los cuentacuentos, yo no valgo, creo. Un abrazo.

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  3. Que bonito saber hacerlo, es un don. besos.

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  4. Sí, es cierto. Y hay que ignorar a los que te vienen con el cuento de que un cuento es una mentira. Es una verdad inventada. Una verdad.

    Me gusta lo de 'cuentero'. Un abrazo

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