Me llamo Eric y soy un vampiro.
Sí, ya sé que los vampiros están
muy vistos, sobre todo en los últimos tiempos, que se han puesto de moda y aparecen por todas
partes.
Tal vez por eso pueda pareceros un oportunista.
Con todo, aunque
existen montones de series, pelis y libros dedicados a nuestro mundo, se cuentan demasiadas mentiras como
para que podamos sentirnos orgullosos.
De ningún modo somos esos blandengues
enamoradizos que corren tras las piernas de cualquier aburrida humana,
ni tenemos esa apariencia física de galán trasnochado con la que nos
representan en las crónicas vampíricas.
Porque los vampiros somos, aunque nos
cueste reconocerlo, más bien feos, hasta desagradables a la vista.
Si bien en nuestra defensa
podría argumentar lo siguiente: Con la mano en el pecho, decidme,
¿cómo estaríais vosotros si
tuvierais que subsistir únicamente a base de sangre?
No es que me queje; en realidad, me
encanta ser vampiro, pero también me joroba cantidad el trato que nos dispensan los
humanos: o somos héroes o somos villanos. No hay término medio.
Sin
embargo, hay decenas, cientos de cosas que no sabéis de nosotros.
Y,
aun a riesgo de parecer pretencioso, he venido hasta aquí para dejar el pabellón bien alto.
Quizás destapando algunas de nuestras intimidades logremos sorprenderos.
Pero, antes, debo saber...
...¿Sois capaces de guardar un secreto?
DONAIRE GALANTE