jueves, 21 de marzo de 2013

CAFÉ OLÉ


Doña Rosa va y viene por entre las mesas del Café, repartiendo besos y claveles como si de una artista de cabaré se tratase. 
Desde el rincón le sigue la pista Octavio. En la mano un puro rancio y en la mirada una advertencia: esa mujer le pertenece y, si alguno osa disputársela, está dispuesto a arrancarle el alma de un mordisco.
En la barra discute Marcelo con Juancho “El rayas”. Política y vino forman mala combinación, aunque más de uno se empeñe en arreglar los desarreglos de los de arriba y sacar al país de la ruina.
Justo cuando hace su entrada triunfal Maruja, la niña de la voz de ángel, agota su última flor Doña Rosa. Es tiempo de dar paso a la juventud, y la niña dirige el paso hacia el tablao. 
Grácil como una pluma, con ojos curiosos aunque experimentados, deja caer la vista sobre el público que, rendido a su arte, aguarda el comienzo de la función.
Divisa Maruja a Octavio, hipnotizado desde hace rato por su nubilidad, y le lanza un ósculo. 
Malinterpreta el gesto Doña Rosa y se lanza furiosa hacia el escenario. Marcelo, Juancho y tres clientes más tratan de separarlas, pero sólo consiguen llevarse unos cuantos arañazos y un manojo de cabellos desgreñados.
Desde el rincón, contempla Octavio el espectáculo, al tiempo que apura los restos de un cigarro trasnochado.

DONAIRE GALANTE

4 comentarios:

  1. Eso la pasa por no hacer caso a la sacrosanta canción de toda la vida:

    La española cuando besa
    es que besa de verdad
    y a ninguna le interesa
    besar por frivolidad

    El beso,el beso,el beso en España
    se da si se quiere
    con el no se engaña
    me puede usted besar en la mano
    o puede darme un beso de hermano
    así me besara cuando quiera
    ay! pero un beso de amor
    no se lo doy a cualquiera

    No hay nada como seguir sus instrucciones para evitar problemas.
    Un abrazo

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    1. Verdades como puños, amigo Jose Antonio. Pero ya se sabe que nadie escarmienta en cabeza ajena. Dejémoslas peleando y a disfrutar del bar. Un abrazo.

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